Salud mental. Su día.

RAFAEL MUDU
(Psicólogo Sanitario ASNC)


La semana pasada se celebró el día mundial de la salud mental. Ríos de tinta, imágenes, videos, etc., pudimos encontrar en redes, diarios, televisiones, etc. Unos hablando sobre el estigma de estas personas en nuestra sociedad; los políticos comentando lo mucho que hacen por las personas con enfermedad mental grave, etc. Todos llenos de palabras bellas en este día y de propósitos para los venideros.

Incluso yo, sí, yo mismo, estuve en uno de esos programas de radio. Como psicólogo, junto a un compañero trabajador social y el periodista que nos entrevistaba. ¿No os falta alguien en la ecuación? ¿Una persona con enfermedad mental grave?, ¿o leve?

¿Por qué no vino? Hablamos de no estigmatizar, pero a ver quién es el guapo, o guapa, que va a un programa de radio en su pueblo a decir que tiene una enfermedad mental grave. Claro, esto forma parte de la intimidad, y de la protección de datos de salud. ¿Y una enfermedad mental leve? Si, con esas que convivimos unos y otras casi cada día. Cómo ir a la radio a decirlo, si casi no nos lo reconocemos ni a nosotros mismos.

Claro, decir que tienes una rotura fibrilar puede ser hasta interesante, para tener un momento de máxima atención de tus amigos, pareja, etc. Duele, pero durante unos momentos recibiré cariñitos…

La cosa cambia si digo que tengo depresión, esquizofrenia, trastornos de conducta, ánimo deprimido… Claro aquí los que nos rodean nos ofrecen como mucho una frase prefabricada de “consuelo” y hasta mañana, si nos vemos.

El lema de la OMS para este día mundial de este año es: “Ponte en mi lugar, conecta conmigo”. Como dicen en Sevilla: “Ofú, no pides tu ná”. Para conectar contigo necesito ponerme en tu lugar. Y no en “tu lugar” con “mis ojos”. Sino como decía el genial Chaplin: “calzarme tus zapatos y andar varias millas con ellos”. Uff. Prefiero silenciarlo. ¡Buenos días, hasta mañana! Silenciado no me implico, no veo la necesidad de entender como ves tú el mundo y aceptar que mi visión no es la única.

Silenciado no tengo que exigir a los que nos gobiernan que la salud mental, también es salud, también es un derecho y también hay que invertir en ella. No solo los grandes cirujanos que llenan los periódicos salvan vidas. No sólo ellos hacen que merezca la pena que te salven la vida.

Una mirada, un abrazo, unos oídos que escuchan con empatía, con ganas de calzarse tus zapatos y caminar acompañándote. Unas palabras motivadoras para que vuelvas a luchar por tu vida, por tus sueños, por tu día a día. También esto salva vidas. Hace que merezca la pena vivirla con ilusión; con compañía.

Cierto es que casi siempre la salida está en nosotros mismos, pero en ocasiones necesitamos ese recurso, profesional, familiar o amigo, que nos ayude a mirar a ese lugar donde está la puerta cuya luz no veíamos.

¿Una apuesta? ¿Quién adivina cuando será innecesario dejar de tener un día de la salud mental? ¿Cuándo dejará de ser una salud de segunda?


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